El mundo no se detiene, sino se desarrolla a un ritmo acelerado. El progreso tecnológico llega a todas las áreas de la vida, reemplazando a las personas por la automatización. Adaptarse a las condiciones cambiantes y no perder la fuente de ingresos son desafíos que enfrenta cada uno.
Las personas ya no son necesarias
El boom tecnológico ha llevado a la desaparición de muchas profesiones. Hoy en día, ya pocas personas recuerdan quién es un delineante, un tejedor o un telefonista. Fueron sustituidos por programas y dispositivos inteligentes.
En un futuro próximo, el mismo destino espera a cientos de profesiones. Un estudio realizado por la compañía McKinsey & Co ha mostrado que, debido a la automatización total, casi 800 millones de personas perderán el trabajo para el año 2030.
Los expertos están seguros de que los conductores, contables, guardias de seguridad, cajeros, carteros, secretarios y muchas otras profesiones pronto ya no serán necesarias.
En el siglo XXI nadie puede estar seguro de que sus habilidades y conocimientos sean demandados mañana. Tendrá que recibir nueva formación que, en ausencia de trabajo, será una pesada carga financiera. Además, no hay garantía de que la nueva profesión no se quede obsoleta tan rápido como la anterior, ¿verdad?
Hay una salida
El propio negocio basado en un producto que nunca perderá su valor y siempre seguirá demandado le ayudará a evitar el peligro.
Un negocio que no requiere inversiones grandes y riesgosas.
Un negocio que no se verá afectado por negativos factores económicos.
Un negocio que se puede dirigir desde casa en cualquier momento conveniente.
Un negocio global que no está vinculado a una ciudad o país en particular.
Un negocio que le proporcionará ingresos estables incluso durante la crisis.
Por qué el oro es la mejor opción
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